lunes, 14 de septiembre de 2009

Elecciones UBA: Elijamos la lucha: ¡por la autoorganización de los estudiantes!

Como suele suceder casi regularmente todos los años hay elecciones en la UBA para centros de estudiantes, aunque este año también se votan los representantes estudiantiles para los consejos directivos y, en algunas facultades, para junta de carrera y director de carrera. Estas instancias de elecciones, si bien son todas instancias de delegación, guardan algunas diferencias, sobre todo las elecciones de centro de estudiantes con el resto ya que la primera refiere a un órgano gremial que debería ser para la lucha, y las últimas son claras instancias de poder dentro de la institucionalidad estatal y, por ende, forman parte del esquema de gobernabilidad del orden imperante. De modo que, si bien impugnamos las elecciones en ambos órdenes por reforzar la delegación y la escisión entre quiénes participan y deciden y quiénes no lo hacen, creemos necesario distinguirlas.

Los órganos de cogobierno, aunque con ligeras variaciones en su composición interna, reflejan la estructura de poder al interior de la universidad y, por ende, la presencia en los mismos implica legitimar dicho orden. Es poco probable entonces que desde allí puedan torcerse medidas a tomar o ser una tribuna donde poder instalar nuestros debates y posiciones. Por ello con respecto a este orden creemos que la política que debemos darnos quienes luchamos por la libertad e igualdad construida desde abajo ha de ser la misma que frente a los gobiernos nacionales, provinciales o locales: imponiendo por la movilización y en la práctica lo que queremos a estos estamentos, sin dicha movilización nada pueden hacer una minoría de representantes (aún suponiendo que sin grandes asambleas que los presionen cumplan al pie de la letra los mandatos de base), y si dicha movilización tiene fuerza para imponerse no tiene sentido exponerse a las tranzas y disputas que todo proceso electoral suele implicar.

El único modo de lograr la democratización de nuestros espacios es en la lucha, en las asambleas, en la militancia cotidiana en nuestros lugares de base y no en recintos cerrados en donde ni siquiera tenemos igualdad de voto. Otro debate debería ser si justamente estas instancias de representación al interior de la universidad y facultades no deben ser modificada por formas de coordinación entre los distintos actores educativos democráticas y no delegativas, pero justamente esos debates deben darse en instancias asamblearias, ya que la democratización no va a darse desde dentro de los órganos de gobierno sino por medio de la lucha.

Por otra parte, tampoco nos parece viable presentar una lista para ser la conducción del centro de estudiantes porque creemos que el movimiento estudiantil no puede ser conducido ni coordinado por ningún partido, organización estudiantil ni nada que esté escindido de su misma organización, es decir, por ninguna vanguardia. Bregamos por un centro de estudiantes asambleario, horizontal y para la lucha en donde los estudiantes- trabajadores se den sus propias medidas y las lleven a cabo ellos/as mismos/as sin la necesidad de votar ningún tipo de dirección, en coordinación con los docentes y no docentes de la universidad como así también con el resto de los estudiantes y trabajadores de la educación. El mejor modo de aportar a la construcción del movimiento estudiantil es participando en las instancias de organización que se dan en cada facultad, en cada curso, en las asambleas, compartiendo con nuestros compañeros codo a codo nuestras opiniones y avanzando en los debates. Las comisiones abiertas aportan en este sentido siempre y cuando tengan contenido político unido a la lucha y los estudiantes puedan ejercer en ellas la acción directa, coordinando en la asamblea como máxima instancia de decisión. De nada sirve “abrir” el centro mientras no se ponga en cuestión que esta decisión continúe en manos de unos pocos. Así como no se pone en cuestión el manejo de la caja de los centros, y mucho menos el origen de ese dinero en el trabajo asalariado de algunos estudiantes, los "becarios". Declarar formalmente que el centro es “abierto” no lo convierte en una estructura abierta ni democrática, en el sentido de la democracia directa y participativa.

Estas conclusiones, si bien tienen que ver con principios ideológicos, son sobre todo el fruto de experiencias concretas dentro de las facultades que habitamos. Los momentos de movilización que hemos podido compartir fueron producto de acciones colectivas y no decisiones de un grupo pequeño de militantes. Por eso es que no vemos la necesidad de gastar nuestras fuerzas, tiempo y dinero en las elecciones ni tampoco ir a votar un centro de estudiantes que nos represente, ya que tenemos que organizarnos desde abajo. La forma eleccionaria de la política solo lleva a desentendernos de los problemas cotidianos y estructurales que debemos enfrentar, votando a nuestros representantes para que ellos “hagan” la política. Si nosotros sólo aportáramos con ese voto, estaríamos reproduciendo una vez más el sistema en el que vivimos, delegando, dejando en manos de otros, nuestros propios problemas e intereses. De todos modos, creemos que lo esencial, más allá de lo que cada uno haga en el cuarto oscuro, es autoorganizarnos y luchar, pues de nada sirven miles votando a la izquierda si luego no se interesan por participar en la vida política de la facultad.



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