jueves, 9 de septiembre de 2010

Las tomas de colegios secundarios en los medios: mapa para “militar” en contra de la acción directa.

Por más ataque mediático que exista, una lucha no caerá por ello. Sin embargo, las crónicas con “avisos” de infiltración, arengas a padres, e incluso intentos de ridiculización, son operaciones que pueden hacer bastante para que aquellos que no se encuentran insertos (pero sí atravesados) por una lucha, sientan que ésta no es legítima, o por lo menos, no mucho. Frente a las tomas en colegios secundarios de la Capital Federal, el despliegue habitual de dispositivos discursivos que los medios de comunicación de la burguesía ponen en funcionamiento, tuvo esta vez una estrella: la “infiltración”. Aquí buscaremos rastrear las figuras discursivas que utilizan los medios para escindir política de educación, a fin tener un mapa de creencias y lugares comunes (burgueses) que eventualmente deberemos enfrentar como protagonistas de luchas en el ámbito educativo. 

 

El funcionamiento de tales dispositivos no es lineal y no pueden hacer que alguien que escucha un editorial, se ponga directamente en contra de un proceso de lucha. Sin embargo las figuras que crean esos discursos (como la de “infiltrados” entre los estudiantes, o simplemente “estudiantes vagos”) quedan boyando en algún lugar de la memoria, hasta que algo las activa (algo que puede ser un estudiante furioso por no poder cursar, un profesor reaccionario, o cosas más simples, como un poco de lluvia, etc). Desde luego que los discursos a favor de llevar adelante un proceso de lucha también generan sus dispositivos latentes. Sin embargo, es precisamente en los momentos en que se desata un proceso abierto por una reivindicación concreta (como la de los estudiantes secundarios en la actualidad) cuando también se batalla por hacer valer unos dispositivos discursivos frente a otros, y allí es dónde radica la batalla por la legitimidad. Habrá actores que participen activamente de la lucha (a favor y en contra de ella), y a ellos nada los dará vuelta. Pero también existirán actores no constituidos como tales a los que habrá que disputar para que se unan a la lucha, y para ello resulta importante discutir frente a frente con las creencias burguesas que se buscan extender (o ya están extendidas).

Me dicen el “infiltrado”

"Vamos a volver a pedir a la justicia que nos dé una herramienta para identificar claramente que los chicos que están en la escuela sean alumnos de la escuela", aseguró el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich (http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-152261-2010-08-30.html). El “infiltrado” fue una de las figuras que varios ministros o cuadros del gobierno agitaron para extender la idea de que si los colegios están tomados, es porque hay agrupaciones kirchneristas interesadas en voltear a Macri, y no porque los techos de los colegios se caigan a pedazos (como explaya Rodríguez Larreta, al acusar que hay "sectores del chavismo en la Argentina y a La Cámpora" de "tomar escuelas y hacerle perder a los chicos días de clase para hacer política" http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/subnotas/152261-48921-2010-08-30.html). “¿Todos los compañeros que viste durante la toma eran compañeros tuyos?”, es una pregunta que ya establece de antemano la posibilidad de que alguien en la toma de un colegio, no sea de allí, y que cualquier cronista de un móvil o periodista de piso puede hacer a un estudiante de paso. En el mínimo instante en que el esporádico entrevistado dude sobre la procedencia de todas las personas a las que vió (cuestión natural, ya que los humanos poseemos el don maravilloso de olvidar), la toma de la cámara será recortada para repetir una y otra vez ese momento de duda. La cadena lógica siguiente es parte de la tarea de un cuadro intelectual a la burguesía: si se duda, es porque seguro que hay alguien que no es del colegio; si hay alguien que no es del colegio, seguro que está haciendo “política”; y (obviamente) si alguien hace política es malo. Esta cadena simple funciona sobre el presupuesto de la deslegitimación del que lamentablemente goza la actividad política en Argentina, a raíz de causas que exceden la modestia del presente escrito.

Sin embargo, para poder activar el dispositivo discursivo que hace alusión a “infiltrados” en las tomas, los medios de comunicación sólo pudieron recurrir a las palabras de la burguesía, ya que no han podido encontrar fácilmente estudiantes desprevenidos a quienes hacerles pisar un palito más simple de lo que parece. Aquí se ve otro punto más de los frutos que da el organizarse para golpear con un solo puño (en este caso, a través de la Coordinadora Unificada de Estudiantes Secundarios, CUES), y es que el discurso de los distintos colegios ha sido relativamente unificado, y sus contactos con la prensa burguesa casi sólo se han dado a través de voceros que no se desviaron de los lineamientos generales que guían la lucha.

La idea de “infiltración” también alude a que el problema es endémico, es decir, está pero no se sabe donde ni en qué medida. Por ello es que Bullrich reclama una “herramienta judicial”: Una forma elegante de pedir que le dejen utilizar cuanto procedimiento policial se conozca en el interior de los colegios secundarios a fin de buscar chivos expiatorios que corroboren la idea de infiltración, fundamentando un régimen represivo cuestión en torno a la cual siempre gira el Estado.

El punto más risible del asunto se alcanza cuando, una vez que la idea de lograr policialidad en la búsqueda de estudiantes secundarios que luchan por sus reivindicaciones fue expuesta, extendida, criticada y hasta declarada inconstitucional (http://www.tn.com.ar/sociedad/112687/declaran-inconstitucional-identificar-alumnos-que-tomen-colegios).
Infobae trató de ser la vanguardia que de vuelta los argumentos. “En medio de las tomas, hay una agrupación estudiantil que se dedica a espiar compañeros: FEL, agrupación afín al Partido Obrero, que elabora informes sobre alumnos secundarios en los que pueden ser tildados con desprecio como "despolitizados" o "faccionalizados" en alusión a quienes se oponen a la agrupación” (http://www.infobae.com/general/534920-101275-0-En-medio-las-tomas-hay-una-agrupacion-estudiantil-que-se-dedica-espiar-companeros) escribe el portal conocido por su escasa pericia periodística. La nota solo trata sobre la verborrágica opinión al pasar de un militante. Si bien pueden ser criticables los dichos del militante (por otras cuestiones, como su marcado sexismo), no se avistan en ella tal pretensión de buscar policialmente a aquellos que no apoyen la lucha. Eso es algo que completa el medio, y lo hace aprovechando que la cuestión estaba instalada de antemano, aunque fuera el ministro Bullrich quién reclamara permisos para reprimir.

Criminal, alcohólico, vago, o en su defecto, crédulo e inocente

“Ramal...” Reflexiona el cerebral Eduardo Feinman. “¿Ese no es un activo miembro del Partido Obrero? Esto confirma que esto está totalmente politizado, que hay adultos llenándole la cabeza a los nenes” (http://www.youtube.com/watch?v=FSPxc5t8aGA). Más allá de la clara marcación policial que mantiene el periodista y que contribuye al proceso de persecución que mencionamos antes, otro de los aspectos que denuncia esta frase es la constante consideración del adolescente (o los “jóvenes” en general), como sujetos incapaces de valerse por sí mismos, y eternamente incapacitados para decidir algo. Es más, Feinman completa la reflexión al añadirle a esta estructura básica con la que se piensa la adolescencia desde los parámetros burgueses, con que en el remoto caso de que los estudiantes secundarios decidieran algo sobre sus vidas, seguro que es porque alguien se los inyectó desde afuera.

“Las autoridades se retiraron a hacer una denuncia penal. Al dejarle el colegio en manos de los chicos, siendo que son adolescentes, fue como dejarle nafta al fuego. Son adolescentes y piensan que se llevan el mundo por delante. Esto hay que bajarlo, hay que bajarle los decibeles” (minuto 7:43), dice el padre de un estudiante durante la toma del Normal N°6, ubicado en el barrio porteño de Belgarno (http://www.clarin.com/sociedad/educacion/colegios_tomados-Ciudad_0_323967795.html). En este testimonio se ve cómo en el momento que los estudiantes secundarios toman en sus manos una tarea que sus padres y parte de los profesores, no pudieron o no quisieron llevar adelante, se levantan los discursos desde la perspectiva protectora y paternalista (lo cual implica entender una debilidad innata en aquel que se “protege” o sobre el que se manda). Lo que decidan los estudiantes, seguro es errado por principio, a partir de una supuesta inmadurez dada por la edad, mientras los mismos “adultos” que hoy se quejan por las tomas de los estudiantes secundarios dejaron pasar por sus narices las décadas de desmantelamiento de la educación estatal.
Al margen, la denuncia penal que se menciona es por un supuesto ingreso de alcohol al colegio durante la toma. Esta cuestión, es algo se agita habitualmente acerca de los adolescentes en general y más aún en un proceso de lucha estudiantil. De seguro que muchos de los padres de los estudiantes que se pusieron en pie de lucha, hoy estarán deseando que sus hijos vuelvan a ser aquellos alcohólicos y drogadictos que vivían los fines de semana de reviente, andaban por la vida despreocupados de los conflictos sociales y la actualidad del país, tal y como se los caracteriza en general. Por suerte (y no tanto por suerte) muchos secundarios demuestran hoy una madurez que debería darles envidia.

División entre contenido (“justo”) y forma (“equivocada”)

No mostrarse progresista ante un techo que se cae, a veces es políticamente incorrecto, y las clases medias de la Capital Federal son especialistas en tratar de no quedar mal ante un micrófono (aunque, desde luego, siempre está el componente fascista del distrito más acaudalado del país, las clases medias siempre tratarán de “quedar bien”… no arriesgarse mucho y decir lo conocido). Esto es algo que puede verse en una crónica del diario La Nación “Los porteños se asomaron curiosos mientras avanzaba la columna de adolescentes, pero las personas consultadas por LA NACION no aprobaron el método. ‘Me parece bien que reclamen por sus escuelas, pero no es la forma. Esto perjudica a los comercios’, dijo Leonardo González, un empleado de una óptica de la avenida Corrientes” (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1296619). Es habitual este comentario. Sin embargo, la pregunta por “¿cuál sería la forma?” pocas veces es formulada por los medios burgueses a sus ocasionales entrevistados, dado que les basta con que deslegitimen la acción tomada. Luego de una crónica, los medios editorializan mediante la palabra de un transeúnte ocasional y la cuestión queda allí.

Sin embargo el fascismo más brutal de los medios argentinos tiene hoy un paladín: Eduardo Feinman (brutal, sobretodo por su poca elocuencia y elaboración argumental). En este video (http://www.youtube.com/watch?v=stnoWZ5C_zk&feature=player_embedded) se observa que el periodista sí da su visión de cuál sería la forma (burguesa) de resolver las cosas: la Ley. Para esta perspectiva habría que hacer mil petitorios individuales y esperar que algún ministro le preste atención a alguno de tales petitorios. Sin embargo, el estudiante entrevistado repite hasta el cansancio la cantidad de instancias formales agotadas frente al Estado para que se responda a la situación, hasta que actualmente decidieron llevar delante la acción directa de tomar los colegios. De modo que, lo que parece aberrante frente al credo de la ley burguesa, es una forma que se lleve adelante mediante la organización, la solidaridad, y la acción directa que rompen con el individualismo delegacionista para el que fue concebido el derecho burgués. Allí radica su necesidad de dividir la cuestión.

La batalla cultural también es la lucha de clases…

Discutir la escisión que se busca generar entre los que luchan y los que “estudian”, es dar la batalla cultural en cada discusión con un compañero de curso, un profesor o un padre. Si nuestros compañeros de aula interpretan que el que lucha por una mejor educación no es (ni debe ser) él mismo (ni el compañero que se sienta a su lado) quien la lleve adelante, entonces el mecanismo de delegación política tendrá (y actualmente tiene) abonado terreno para hacer carne la representación política.

Como militantes anarquistas creemos que es necesario dar esta discusión a fin de lograr que nuestros compañeros de cursada y profesores desarrollen su actividad política con los métodos de la acción directa.



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